La investigación científica en los últimos años ha construido una adhesión al significado moderno de la ciencia, esto es el conocimiento producto del quehacer inteligente que puede y debe ser sometido a la contrastación experimental a fin de verificar su pertinencia, sin embargo, en la memoria humana, individual y colectiva, existe la idea de saberes que no han sido probados con este protocolo pero son plenamente aceptados por los pueblos de todas las latitudes y por incontables generaciones; algunas de estas convicciones han sido calificadas desde simples prejuicios, seudociencia, hasta engaños forjados, pero es un hecho cierto, cotidianamente comprobable, que varias asignaturas de ellas, en épocas pasadas y actualmente, manifiestan persistencia y en especial meticulosa y acertada referencia por personas que lideran la sociedad, las ciencias, las artes, el convivir social; esto es argumento para examinar el clásico “otro lado de la medalla”.
Este es la estructura productiva-financiera capitalista que descansa sobre el desarrollo tecnológico, es el segundo pié de la ciencia profana, es una realidad abrumadora por su crecimiento en términos de poder económico, político en todos los ámbitos del mundo; de manera similar y por un milenio y medio, nos antecedió la escolástica que entronizó a otro segmento de poder, con iguales y exclusivos beneficios en la organización y conducción de la vida social, política y económica de aquel entonces; sin extender en estas líneas mi convicción sobre este asunto, solamente planteando como una hipótesis, vale señalar que aspectos básicos como la explicación de nuestro ser y su entorno, es más, la validación del instrumento para insertarse en la búsqueda de esa explicación, su necesidad en el conglomerado humano y las distintas opciones, percepciones o conveniencias funcionales a cada grupo social, han correspondido a las concepciones predominantes, a la cosmovisión elaborada desde los enunciados científicos en boga y la consecuente y direccionada acumulación de la riqueza por parte del paralelo segmento detentador del poder económico, político, de la ciencia, tecnología que, además, opera como reproductor del sistema.
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